Cuando la rosa canta - Voces Mudas




Pocos meses después de haber publicado su primer libro, “Ciudad sonámbula – crónicas y relatos de calle”, la barranquillera Lilián Pallares nos regala su primera colección de poesía, Voces mudas.



La voz muda de una rosa, roja llama que quema la retina, será sólo esos pétalos delicados como en una pintura del Fantin-Latour, trazos sugerentes que despiertan las sensibilidades, sino fuera por el perfume que nos llena el olfato al acercarnos a su belleza. Olor que abre la memoria y el espíritu y por un momento existimos en su voz, en la palabra palpitante.

Hablo de poemas como ‘Lacrimógeno’, ‘Ssssh’, ‘Me acuso’, ‘Reptil agónico’, ‘In-quietud’, ‘Cuerda tartamuda’, ‘La le la…’, y ‘Nube preñada’, de Lilián Pallares. Cada uno de ellos tiene una magia en su última frase como ese aroma que nos devuelve a la ensoñación: regala vida a sus palabras que un momento antes sólo sonaban hermosas. Por ejemplo, del poema ‘Ssssh’:

Duérmete,
duérmete siempre, que deseo seguir despierta.
Duérmete, que no quiero morir durmiendo en otros sueños.
Sssssssssssh.


Esas líneas iluminan el poema. No es poesía que oculta, aunque sí nos lleva a los rincones más profundos del ser. Esas líneas nos devuelvan a las frases anteriores que adquieren nuevos sentidos:

Me transmuto en secuencias fílmicas…

…una lágrima que suda en tus manos…

¿Quién está soñando a quien? ¿A quién pertenece la voz que dice -Ssssh?

O del poema corto, ‘Cuerda tartamuda’, cuando nuestro apacible interior nos lleva más allá de los sonidos de una tarde. Vuelven resonancias del pasado al paso de la oruga. Las cuerdas, vocales y del tendedero, suspendidas en el tiempo para llegar a su contrapunto sencillo, pero despertador:

…mi voz opta por soltarse de las pinzas de madera.

Y si hablamos del olfato y el gusto, no hay carencia de sensaciones y sabores: sonrisa de piña… la tapa pegajosa de la mermelada de albaricoque… café corriente, lluvia inexistente… quiero inventar una palabra para inhalarla… aromas de luz, aromas ensordecedores… el sabor a mar… Un juego con lo visual, lo táctil, la metáfora, lo imaginado. Podría hablar del ritmo, la alegría caribeña, el sol y el agua de donde sale esta escritora como renacimiento barranquillero, pero sí escuchamos a su voz en las grabaciones que acompañan su libro, en las que colaboran los percusionistas Álvaro Llerena y Shangó Dely, y el actor Pedro María Sánchez, entre otros, Lilián nos cuenta también de la soledad y el vacío, la dolorosa entrega a la creación. Un soplo de arena que pica cuando al principio nos invita a disfrutar. Arañazo rojo de una espina de la rosa que canta. Cicatriz, sinónimo de mi sentir… Gritan todos, pero no grita el alma… comer tierra y volver a la tierra… un suicidio cuyas armas son relojes…

Matar con relojes. Todo florece y muere, dejando rastros y memorias, alimentando nuevos brotes; pero la palabra permanece, como voces mudas que en algún momento hablarán dentro de nosotros.

CHARLES OLSEN

Más información sobre el libro en: lilianpallares.com

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